En el aroma de las flores encontramos la maravilla de la naturaleza, el encanto de un día que nace. Y la esperanza de hacer especial cualquier momento.
Una bofetada deja los signos sobre el rostro y no debemos permitirlo y debemos denunciarlo. Un puño cerrado deja los nudillos marcados y hemos de denunciarlo también. No debemos aceptar la violencia de ningún modo. Las heridas del alma, en cambio, no se pueden ver, sus cicatrices son profundas como raíces en el suelo. Silenciosas lloran en el fondo del corazón, independientemente del tiempo que pase.
No puedo cambiar porque al mundo le gustan los pensamientos, formas y comportamientos diferentes. La personalidad no es y no puede ser una moda a seguir.
Sería bueno que la vida tuviese un botón para rebobinar. En cambio, la vida sigue de todos modos y suena lo quieras o no; Solo puedes subir o bajar el volumen. Y tienes que bailar, entonces, hazlo lo mejor que puedas.
No solo existe el blanco y negro, el todo o nada. Existen los matices, los colores. Y son precisamente ellos los que hacen las cosas más bellas, perfuman de vida cada cosa, cada pensamiento, cada gesto, incluso el más pequeño.
El tiempo y la conciencia de su paso no son los que te hacen más fuerte, sino tu decisión que, con una sonrisa, dice que ha llegado el momento de cortar con el dolor, para por fin, poder volver a vivir sin miedos.
La vida a veces es una cuesta en descenso donde todo es útil: las caídas, los rasguños, las derrotas, los puños apretados. Y cuando se asciende están los amigos que son reales, los amores, el chocolate y las sonrisas.
Al final debo decir que soy feliz Feliz de ser lo que soy. De las personas que tengo al lado. También de mis decisiones, porque interiormente estoy serena. Es como decir, todo bien, y si algo sale mal, se arreglará
Sonríe, no solo porque es la sal de la vida, sino porque el corazón vive de esa sonrisa. Sonríe porque quien amas sonreirá contigo. Sonríe, porque la sonrisa es puerta, gozo y alegría. Sonríe porque la sonrisa no te hace perder momentos preciosos. Sonríe, porque si sonríes todo parece menos doloroso...
He aprendido que las lágrimas ayudan a crecer. Que algunos recuerdos nunca se borran. Que los vacíos no siempre pueden llenarse. Que las grandes cosas se ven por las pequeñas. Que no se termina nunca de aprender...
En la vida nunca des nada por sentado porque en la vida las cosas cambian, cambian los sentimientos, las prioridades. Y cuando las cosas cambian, cambias tú también. Inevitablemente.
Somos seres humanos imperfectos y como tales tomamos decisiones a veces justas, otras equivocadas. A veces nos regocijamos, a veces sufrimos. Sufrir también es aprender, crecer, mientras que el gozo nos da la fuerza para vivir.
Hay cosas que se van al primer soplo de viento, y otras que permanecen incluso en las tormentas. Escoge las segundas, aunque las primeras te resulten más atractivas.