En la vida, todos somos sembradores; algunos siembran flores y descubren su belleza, su perfume, su color. Otros siembran espinas y se lastiman con sus puntas filosas. Nadie pasa por la vida sin sembrar, sea el bien o el mal... Felices los que, por donde pasan dejan semillas de amor, de bondad y de afecto.
Hay momentos en la vida que son como una tormenta. Podemos intentar resistir, luchar, rebelarnos. Pero al final la solución más sensata es esperar que pase.
En la vida necesitas a alguien que crea en ti, que te de coraje, que te ame y desee verte feliz. Y puesto que nadie estará a tu lado para siempre, es bueno que ese alguien seas tú.