En la relación con los demás, pregúntate siempre "si vale la pena". Si vale la pena esperarlos, comprenderlos, entender sus silencios, justificar sus comportamientos, sus alejamientos. Pregúntate a ti mismo hasta qué punto estás dispuesto a aceptar todo esto. Y no tiene nada que ver con el bien que quieres para ellos. Es que todo tiene un límite.