En la intimidad.
Hablo con el viento desnudando mi vida
en ráfagas de brisa
imbuida de deseo
herida en lo profundo del ego
con vacíos en la piel.
Envuelta en manos sin caricia.
y en efímeros alientos
confundidos y ardiendo
de tanto ayer.
Las sábanas
impregnadas de llanto
enfrentan al amor inútil
que quieren abandonarnos.
Tras la ventana abierta
otras horas pretenden
ocupar nuestro lecho,
oler nuestro ser
y habitar nuestro pecho
anhelando sorber
el flujo de un amanecer
como aquel colibrí que llegó,
de aquella flor probó
dejando a su paso tormento.
Hablo así al viento
queriendo ser en él
la íntima pasión
que despierte su placer,
al fuego pertinaz
e invitarlo al cálido brasero
que transforma el dolor
en voluptuoso baile
donde se juntan los cuerpos.
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